viernes, 12 de octubre de 2018

Formas de uso de nuestros cristales y minerales

Queridos petrófilos, la entrada de hoy la escribo con el fin de que sepáis de cuántas maneras podemos utilizar nuestras piedras para sanar o limpiar todo aquello que nos impide avanzar. Desde elixires a llevarlos encima, todo tiene su técnica y su por qué. Más adelante, cuando comience con las fichas de las diferentes piedras, intentaré explicar de manera, "piedrificada" lo que obtenemos según cómo las usemos. Veamos a continuación cómo usar nuestros cristales en función de nuestras necesidades:

- Elixires: Efectivamente, podemos hacer nuestros propios elixires para los que, ni mucho menos, necesitaremos huesos de murciélago sordo, piel de sapo borracho o culebras multicolor. Solo necesitaremos una jarra de cristal transparente, un vaso que quepa en la boca de la jarra, agua y, cómo no, nuestras piedras. Como ya sabemos, hay muchas piedras que no podemos sumergir en el agua sin riesgo de que se estropeen y ahí es donde recurriremos al vaso. Pero no solo usaremos el vaso con aquellas que son frágiles, sino que aquí tendremos que tener en cuenta su toxicidad, puesto que preparamos nuestros elixires con el fin de beberlos. 

Con el fin de no crear una entrada larguísima, os invito a que busquéis vosotros mismos los minerales que son tóxicos y los que no, sin embargo sí que os explicaré cómo se hacen estos elixires:

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  • Método directo: con este método podemos sumergir nuestras piedras en la jarra con agua directamente. Introducimos las piedras seguras en la jarra y la dejamos en el exterior (balcón o ventana) entre tres y cuatro horas al sol. Hay que tener en cuenta también que nuestras piedras no siempre admiten el sol, así que si vais a preparar un elixir con piedras nocturnas, las podéis dejar al sereno toda la noche. Se pueden meter las piedras que queramos aunque no es recomendable usar más de tres tipos distintos, e introducir un cristal de roca y/o un cuarzo rosa, para asegurar la purificación de nuestro elixir. Huelga decir que las piedras deben haber sido previamente limpiadas energéticamente. Cuando hayamos introducido las piedras como se muestra en la foto, taparemos la jarra con un paño blanco. Bajo el cristal también podemos  colocar algún símbolo, como los atlantes, o un papel en el que escribiremos el deseo o la necesidad por la que compones nuestro elixir. Por ejemplo, si queremos trabajar con nuestra autoestima, además de colocar las piedras cuyas propiedades fomentan elevar nuestra autoestima, escribiremos en el papel: "Necesito aumentar mi autoestima" y así lograremos que el elixir actúe de manera más concreta.
  • Método indirecto: usaremos este método cuando queramos hacer algún elixir con piedras delicadas o tóxicas. El procedimiento consiste el llenar la jarra igualmente, pero en lugar de sumergir nuestras piedras, las colocaremos en otro recipiente de cristal, igualmente blanco y transparente, más pequeño; de un tamaño que permita sostenerse en la boca de la jarra y que permita que el vaso entre en contacto con el agua, como se muestra en el dibujo. 
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Al introducir las piedras en el agua, o en el recipiente en contacto con ella, conseguimos que el agua se impregne de la vibración de los minerales y que esta energía se quede dentro de nosotros. Una vez que el elixir esté listo, debemos consumirlo a lo largo del día (personalmente prefiero beberlo como quien se bebe dos litros diarios) o bien poner unas gotas de coñac para preservarlo un máximo de una semana. ¡A gusto del consumidor!

-En meditación: Cada piedra o cristal emite una frecuencia vibratoria distinta, igual que nuestros distintos chakras. Cuando recibimos una sesión de Reiki, o simplemente queremos meditar, podemos aprovechar para para colocar sobre nuestros chakras las piedras propicias para cada uno de ellos. Para esto, observemos el color que representa cada chakra. 
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 Ahora que tenemos más definidos los colores de nuestros puntos energéticos principales, podemos deducir qué piedras, en términos generales son apropiadas para cada chakra. Es decir, si vais a una sesión de reiki y el terapeuta detecta que tenéis algún chakra especialmente cerrado, puede decidir usar piedras acordes con el chakra bloqueado. O si vosotros mismos sois capaces de detectar el mal funcionamiento de alguno de nuestro principales puntos energéticos, podéis colocaros la piedra apropiada en el chakra en conflicto. 
Para las personas que se estudian y se autoanalizan será fácil descubrir cuáles son los que presentan problemas. Pero aquellos que no tienen tiempo o ganas de profundizar en sí mísmos, solo deben observar el color de las piedras que más les llamen la atención, o, si tienen una buena colección de piedras, qué colores son los predominantes. A continuación vamos a ver los colores propicios a cada chakra.

  1. Negras: Suelen ser piedras de protección, como el azabache, la turmalina negra o el ónice. Este tipo de piedra es recomendable llevarla encima, si lo que deseamos es estar protegidos de las malas energías propias o de nuestro entorno. La mayoría vibran con el primer chakra; el raíz.
  2. Rojas: Evidentemente, éstas también trabajan la Raíz y son piedras que irradian vitalidad y energía para salir adelante en asuntos terrenales que nos mantienen estancados por falta de ánimos. Ejemplo: rubí, piedra sol, ojo de buey.
  3. Naranjas: Estas resuenan con el chakra del sacro o sexual. Nos ayuda a mantener nuestra energía sexual y creativa siempre equilibrada. Algunas de las piedras afines son la calcita naranja o el ámbar.
  4. Amarillas: Este chakra regula nuestras emociones. Cuando no nos permitimos liberarlas, o cuando les damos rienda suelta, es a causa de que nuestro plexo solar está demasiado cerrado o demasiado abierto. Para equilibrarlo usaremos piedras como el citrino o el ojo de tigre.
  5. Rosas y verdes: Como todos sabemos, el rosa representa el color del amor, así que es evidente que el cuarzo rosa o la rodonita nos ayudaran si tenemos problemas para dar amor, tanto a los demás como a nosotros mismos. Las verdes sirven para el mismo fin puesto que son verdes, igual que el color asociado a nuestro chakra corazón. Las piedras verdes están especialmente indicadas para problemas de intolerancia con las personas que nos rodean o corazones "duros". Es importante que este chakra tenga un buen funcionamiento para poder canalizar energías y comunicarnos con los seres de luz. Todo nace desde el amor. La malaquita, la esmeralda o la crisocola son algunos ejemplos.
  6. Azul cielo: Llegamos a la garganta, artífice de la comunicación y la expresión. Cuando tenemos un problema de "hablar demasiado" o de callarnos muchas cosas, este chakra se desequilibra. Para que vuelva a su funcionamiento correcto podemos recurrir a la aguamarina, la cianita o la celestita. Las piedras azul claro también nos aportan calma cuando tenemos problemas de estrés o rabia. 
  7. Azul oscuro: Seguimos las ascensión por nuestro sistema energético y llegamos al tercer ojo; ese que nos avisa intuitivamente de las decisiones más adecuadas según nuestra situación, o nos advierte de algún peligro. Si somos demasiado racionales y bloqueamos nuestra intuición nuestros mejores aliados serán la sodalita, el lapislázuli o el zafiro.
  8. Blancas y violetas: En este punto hemos llegado al chakra más espiritual; el que nos ayuda a canalizar mensajes de otras dimensiones o nos conecta con el Yo Superior. La amatista, la selenita o el cristal de roca nos serán de gran ayuda cuando estemos demasiado terrenales.
También venden packs con las piedras de los siete chakras, pero, personalmente, no confío en que sean 100% auténticas, ya que suelen venderlas a muy bajo coste y con los símbolos que representan a cada chakra grabados, por lo que, al ser modificadas con tintes químicos, pierden pureza.
A partir de aquí, y teniendo en cuenta el color de cada chakra, podemos reunir una serie de piedras para llevar con nosotros en forma de canto rodado (piedra pulida) o en bruto. También las podemos llevar en forma de abalorios en collares, pendientes, anillos y pulseras, o simplemente en los bolsillos o sujetador. Dependiendo del chakra más cercano. Para esto también debemos tener en cuenta, si nos decantamos por llevarlas con nosotros, en qué parte de nuestro cuerpo es la indicada. Si decidimos llevarla encima, serán más efectivas si las colocamos a la altura del chakra correspondiente pero también debemos tener en cuenta si las colocamos a la izquierda o a la derecha. Para aquellos que no sepan mucho de simbología, os cuento que la parte derecha es donde reside nuestra energía masculina, y la mano con la que damos. Así pues, si deseamos trabajar el desequilibrio del Ying y el Yan, deberemos colocarnos la piedra en la parte derecha de nuestra anatomía. Si deseamos recibir señales o amor también la llevaremos en esta parte. Pero si por el contrario entendemos que nuestro conflicto se encuentra en nuestra energía femenina, o que carecemos de algo que queremos dar, nos colocaremos nuestras joyas o cantos rodados en la izquierda. Como cuando somos intolerantes o impacientes con las personas que interactuamos y queremos recibir amor por el prójimo, o necesitamos recibir protección. 

Y hasta aquí el segundo artículo sobre la introducción en el mundo mineral. Como siempre espero que haya sido útil y no demasiado pesado. De nuevo, me pongo a vuestra disposición para cualquier duda, sugerencia o apunte. ¡Ahora ya sabéis cómo sacar el máximo partido a vuestras amigas!











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